A lo largo de los últimos años, la medicina se ha modernizado, al igual que la relación entre el sistema sanitario y sus usuarios.
Los pacientes han visto como se reconocían legalmente una serie de derechos, que es importante conocer y hacer valer, por el bien individual y por el del propio sistema de asistencia, tanto más eficaz cuanto más implicados estén los pacientes en su control y seguimiento.
En nuestro país, los derechos del paciente se recogen en diversas normas, empezando por la Constitución Española, que consagra el derecho fundamental a la protección de la salud, y por la importantísima Ley General de Sanidad del año 1986, que estableció los derechos y deberes fundamentales del paciente, así como los principios generales de universalidad y equidad.
Más recientemente entró en vigor una normativa específica sobre este asunto, la Ley Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en Materia de Información y Documentación Clínica (Ley 41/2002), de cuyo desarrollo son responsables, en buena medida, las comunidades autónomas.
Pero, ¿cuáles son los derechos básicos del paciente? De modo general, podemos agruparlos en torno a cinco ejes principales:
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